Que Emilio Bueso es uno de los autores de terror más interesantes que tenemos en España es algo que probablemente ya sepan. Sus historias no solo te atrapan y te inquietan sino que se quedan contigo mucho tiempo después de cerrar sus libros. La capacidad que tiene para que nos sumerjamos en sus escenarios de pesadilla y nos creamos a sus personajes, hace que sea casi imposible terminar una de sus novelas sin sentir que te estaban dando una paliza emocional. O que un poco de tu cordura se quedó entre las páginas mientras leías. Precisamente eso es lo que logra con su nueva novela: Naturaleza muerta. Que acaba de ser publicada por Ediciones B y que nos da material para toda una existencia de sueños angustiosos.
«Y así es como me quedo a solas por primera vez en Finca Elisa. Con mis cuatro maletas, mis dos docenas de gatos asilvestrados, mi espantoso espantapájaros y mi ejército de demonios interiores».
El libro nos cuenta la historia de Claudia Carbonel, una ingeniera agrónoma de cuarenta y tantos años que quiere dejar atrás su vida en Madrid y se muda a una finca en el pantano valenciano. Allí espera superar su doloroso divorcio. El estrés y la ansiedad de un trabajo en el que se sentía estancada y menospreciada. Aunque quizás lo que realmente deseaba al mudarse en medio de la nada era desengancharse de todos los fármacos que tanto su angustiosa existencia como la fibromialgia la obligaban a tomar. La lista de drogas que nuestra protagonista tomaba cada día con el fin de aguantar esa existencia no era corta. La primera noche hace inventario de sus dolencias y los medicamentos que usaba para tratarlas, es un listado tan real como doloroso.